En este blog podrán encontrar de todo un poco, como su nombre muy bien lo dice: Artículos, fotos, vídeos y opiniones realmente variadas ya sea que yo las haya escrito, que alguien me las pasara o que me las haya encontrado en la web.

13 sept 2007

¿Héroe o fracasado?

la siguiente entrada es sobre el Che Guevara, líder revolucionario a nivel mundial de la década de los sesenta. Es un trabajo de la u... q no me deja tiempo para nada, por lo q no qda d otra q subir los trabajos q me parecen mejores (playada: x 2 razones... 1 tener q subir trabajos/2 q esos sean los mejores, mejor ni ver los otros)... bno el trabajo consistía en hacerle una refutación a un artículo publicado por Julio Rodríguez (para quienes no saben quien es, es un columnista de la nación. Según los opositores al neoliberalismo, al tlc y a la Nación en general, es la máxima expresión del facismo y ultraderecha del país) el 20 de octubre de 1997. Debo aclarar sin embargo, que aunque no comparto los extremismos ni algunas de las opiniones de don Julio, COMPARTO LA IDEA GENERAL, por lo que está escrito en mi réplica no ES MÁS QUE UN TRABAJO asignado, y nunca representa ni una POSIBLE IDEOLOGÍA y mucho menos mi PERCEPCIÓN DEL CHE GUEVARA.


El siguiente es el artículo de Rodríguez, lo lógico es que se lean ambos para una mayor comprension...

En vela



Julio Rodríguez

Descansa, Che, en paz y déjennos sus propagandistas en paz. El único homenaje que se merece el Che es ponerle fin a tanta impostura.

Hace 30 años, murió el Che en Bolivia, a los 39 años, para regocijo de Fidel Castro. ¡Cuántos recuerdos se habrán agolpado en su mente al sepultar los restos de los restos del Che en Santa Clara, en Cuba, el viernes pasado!

La revista francesa L´Express publicó, la semana pasada, un reportaje sensato y decente sobre el Che. Su título lo dice todo: "¿Para qué sirve aún el Che?". La respuesta es un epitafio: "En La Habana, se les venden a los turistas "tee-shirts" con la efigie de Guevara. A $13,95 cada una, valen más que el salario medio mensual de un trabajador. De este modo, quizá el Che sirva para algo en ese paraíso perdido en que se ha convertido Cuba. El Che les asegura, post mortem, la supervivencia a los pequeños vendedores callejeros".

La imagen del Che aparece en vasos de cerveza, en discos compactos, en llaveros, en relojes Swatch, llamados Revolución, y en las "boutiques" de Broadway; las librerías ponen a la venta variadas biografías, Hollywood se mete en la danza con Mick Jagger y Antonio Banderas, en Bolivia se organizan giras turísticas por los lugares de sus postreras andanzas, los figurones de la izquierda mundial lloran a moco tendido; los zapatistas, que prefieren ocultarse el rostro antes que dar la cara en una elección, explotan su memoria y en dos universidades de Costa Rica y en la barra de la ultra saprissista se organizaron encuentros para exaltar su figura...

Todo está muy bien. Es la moda, la repetición de la esencia --¡pobre Che!-- del capitalismo propagandístico: el espectáculo mercantilista a todo trapo. Hasta Fidel les sacó provecho a sus restos: organizó una ceremonia para el Che que, en el fondo, era para él. Ya no le queda otra, excepto la de su muerte, pero esta no la podrá ver ni podrá --¡qué pena!-- hablar en ella.

Todo esto está bien. El espectáculo es la moda. Lo que no está bien es la vaciedad del personaje y la impostura para los adolescentes. El Che ha sido uno de los grandes fracasados de la historia. No importa fracasar, si el objetivo es noble, nobles los medios empleados y nobles las intenciones. La historia está llena de fracasos de este tipo que, a la postre, se tornan en espléndidas victorias para la humanidad. La ciencia abunda en fracasos iniciales. Sócrates murió envenenado. Cristo murió en la cruz, entre dos ladrones. ¿Para qué seguir?

Por supuesto, no nos referimos a estos fracasos, camino frecuente de la resurrección y de la salvación, sino al fracasado total por la perversidad de su objeto, la perversidad de sus medios y la perversidad de sus intenciones. El Che representa este tipo, como lo fue el proyecto monstruoso del marxismo-leninisno o de su hermano, el nazismo. ¿Qué queda de ellos sino muerte?

¿Cómo personas que han hecho profesión de pacifismo, de libertad, de respeto a los derechos humanos, de racionalidad, de compasión humana, de pronto esconden y hasta dan por inexistentes los asesinatos, el odio, la incapacidad gubernamental, la prepotencia de un personaje nefasto como el Che y lo proponen a los jóvenes como un héroe, guía y luz para los años venideros?

Los jóvenes capaces se ríen de estas prédicas en honor del Che, pero una lección quedará grabada en muchos espíritus al contemplar tanta impostura: el fin justifica los medios. Usted puede asesinar a diestro y siniestro, avasallar a un pueblo e invadir otras naciones, pero si su intención es buena o usted dice que es buena, todo está permitido... No nos sorprendamos después de tantos tramposos y tantos corruptos.


© 1997. LA NACION S.A.

Mi artículo (no tiene título, espero que les guste):

Réplica

Hace algún tiempo Julio Rodríguez, un experimentado columnista de La Nación, nos invitó, por medio de un artículo, a olvidar de una vez por todas a Ernesto Guevara. Realizó tan polémico llamado justo después de las celebraciones a nivel mundial del trigésimo aniversario de la muerte de este líder revolucionario.

Pero, ¿por qué razón debemos olvidarnos de él? ¿Por qué el mundo y sus pobladores deben privarse de esa imagen que los inspira a luchar por sus causas hasta las últimas consecuencias? ¿Acaso un héroe como él debe quedar en el olvido?

Según lo expresado por Rodríguez así debería ser. Él y quienes comparten su pensamiento manifiestan que el Che no es más que un asesino. Claro, por supuesto que en su intento por lograr sus objetivos debió eliminar a algunos enemigos y una vez logrados, debió hacerlo de nuevo para asegurar la permanencia de los cambios. Pero su intención en ningún momento fue realizar matanzas por doquier sin explicación alguna. Él tenía una lucha que realizar, una lucha en nombre de todos los pueblos a los que defendía, incluso algunos de estos ni sospechaban que vivían en un régimen represivo y con la ayuda del Che y sus compañeros lograron abrir sus ojos y preguntarse si sus mandatarios hacían lo correcto. Además, ¿acaso no se glorifican supuestos héroes y líderes mundiales que no han realizado más que homicidios? Personas como George W. Bush y Lyndon B. Johnson, ambos presidentes de los Estados Unidos, que por mera casualidad es una nación con una ideología completamente contraria a la del Che, han dirigido a enormes ejércitos sobre pueblos inocentes con la única intención de engrandecer su orgullo, poder y economía. Estos son los que deben ser olvidados, e incluso procesados judicialmente en el caso de quienes continúan con vida; no un hombre ejemplar como lo fue Ernesto “el Che” Guevara.

Guevara fue un líder revolucionario a nivel mundial. Él no buscaba poder o algún puesto de importancia tras las revoluciones. Al contrario, como lo hizo en Cuba tan solo seis años después de la invasión, abandonaba los países en los que había participado para continuar su viaje en busca de nuevas causas porqué luchar. Su intención era ayudar a redimir a los pueblos oprimidos por dictaduras o gobiernos autoritarios y tiranos. Por esa razón luchó en Cuba junto a Fidel y sus demás compañeros de batalla. Lo intentó luego en el Congo y poco tiempo después volvió a tratarlo en América, iniciando, según él, desde Bolivia una revolución de ámbito continental. Su idea era buscar una igualdad entre las personas, eliminando clases sociales y buscando el bien común. Expresaba sus intenciones e ideales cada vez que se lo permitían con frases como “Uno debe pensar en las masas, no en individuos…” o “se es feliz y cualquiera debe de serlo, al ser un eslabón productivo,…, pero no indispensable, que permite crear consumo para todos”. Su principal deseo era eliminar al capitalismo voraz que para nadie es un secreto lo dañino que es para los países en vías de desarrollo y para las familias más necesitadas. Incluso en una visita a nuestro país, al observar los daños causados por la United Fruit Company, le escribió con tristeza a su tía una carta en la que expresaba “…no descansaré hasta haber visto aniquilados a esos pulpos del capitalismo…”

Precisamente el capitalismo, y la expresión de este por medio de las incontables mercancías con la imagen del Che es otra de las razones por las que dicen se debe dejar en el olvido, pues los actos de sus actuales seguidores van completamente en contra de la ideología del ídolo. Sin embargo se debe hacer mención a la importancia de la imagen, porque para mantener vivo y presente en la mente de las personas a un personaje y sus ideales se debe bombardear al pueblo con su figura y sus actos. La mejor manera de ejemplificar este argumento es recordando la cantidad exagerada de propaganda por parte del comunismo ruso o la propaganda que se encuentra hoy en día en Cuba, ambos casos con ideologías similares a la del Che. El hecho de que dicha propaganda (camisetas, jarras, paños, y otros) sea vendida, no modifica el fin de mantener vivo al Che, su ideología y su imagen de líder.

Una imagen luchadora, un verdadero ejemplo para quienes desean cambiar o al menos intentan cambiar el curso del mundo con sus acciones. Con sus actos nos demuestra a todos, sin importar nuestra ideología, que no son necesarias grandes sumas de dinero, ni enormes ejércitos y tecnología de punta para lograr nuestros objetivos, sino que basta con nuestras ganas de realizar el cambio.

Cada ciudadano de este mundo debe tomar los actos realizados por el Che y apropiárselos para sí mismo y así luchar por lo que desea; e ignorar los malos ejemplos de esos falsos líderes que buscan imponernos su manera de pensar en pro de sus beneficios, engañándonos con propaganda disimulada por medio de artículos de prensa e invitándonos a olvidar a personajes de gran importancia para nuestra historia.

Carlos Morales Navarro

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