En este blog podrán encontrar de todo un poco, como su nombre muy bien lo dice: Artículos, fotos, vídeos y opiniones realmente variadas ya sea que yo las haya escrito, que alguien me las pasara o que me las haya encontrado en la web.

9 ago 2007

La que nunca llegó

Para mi madre:



Hay llamadas de llamadas

pero ninguna como la que nunca llegó

Hay todo tipo de llamadas,

las hay a gritos o a murmullos,

algunas son extensas y muchas las breves,

emocionantes todas como sí solas,

las mejores las de improviso,

pero la que ella esperaba nunca llegó.

Llamadas equivocadas y las equivocadas al propio,

las cariñosas, las conflictivas

y por supuesto las olvidadas o las que olvidaron

como la que ella esperaba y nunca llegó.

Esperó y esperó y pasaron los minutos

las horas, e incluso otras llamadas.

al timbrar el teléfono su corazón se exaltaba

como el de quien late por primera vez,

pero luego paraba de golpe al notar una voz no esperada.

Finalmente pudieron más sus ansias (¿o enojo será?)

que la paciencia de esperar,

aunque pensándolo bien,

lo que pudo más fue su sexto sentido:

siempre presente, siempre pendiente,

atento de todos los movimientos.

retomando entonces…

finalmente pudo más su sexto sentido,

ahora invadido por la preocupación y

luego de consultar qué era lo debido,

levantó el auricular y con una mezcla de enojo y tristeza,

marcó el número indicado y esperó con paciencia.

Timbró una vez, timbró dos veces, la tercera no aguantó…

ya era demasiado para ella.

¿Será que le pasó algo? ¿Será que está en peligro?

Y la que más duele de todas las preguntas,

no tanto en el corazón de ella sino en el de quien no realizó la llamada:

¿Será que decidió no llamarme por despecho o malcriadez?

Lo pensó detenidamente y justo cuando se disponía a colgar,

escuchó una ronca voz al otro lado de la línea,

una voz que le revivió su corazón

pero con él sus sentimientos de enojo y de haber sido herida y olvidada.

Luego de un par de preguntas y

de un breve intercambio de palabras,

sin pensarlo dos veces y sin permitir mayor explicación, colgó.

Sí, colgó, de esa forma fría y cruel que deja un vacío en ambos lados del teléfono.

En uno el enojo y la incertidumbre de si habrá hecho lo correcto,

y en el otro la culpabilidad y la furia de haber sido colgado,

pero sobretodo las cuatro preguntas que aún rondan en su mente:

¿Por qué no habré hecho la llamada que no fue?

¿Merecían acaso mis oídos, mi mente y corazón ese duro golpe al caer el auricular?

¿Y ahora cómo lo arreglo, será que espera una nueva llamada?

¿Una llamada que nunca llegará?

Carlos Morales N.

4/08/2007

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